Carta de Carlos Delgado a PUERTO RICO






Jugamos con el corazón y dimos el máximo por ustedes
viernes, 20 de marzo de 2009 Carlos Delgado / Para Primera Hora
Cuando uno llega al nivel competitivo en el que estamos nosotros en Grandes Ligas, especialmente al jugar en Nueva York, ganar se convierte en lo más importante y no hay consuelo para el que ya no gana.
Uno aprende a no crear excusas, ni justificaciones, ni a hacerse la víctima. Pero, somos humanos y sentimos las derrotas, especialmente cuando se trata de un juego como el del martes contra Estados Unidos.
Estoy seguro de que, como puertorriqueños, estamos súpertristes porque no ganamos, pero vale la pena hacer un alto y resaltar varias cosas bien positivas que salieron de este Clásico Mundial. En esta época en lo que más que escuchamos son noticias negativas, en que la situación política es tan problemática, en que la económica está tan volátil y en la que existen tantas divisiones, los puertorriqueños nos unimos de una manera envidiable para apoyar a nuestro equipo, a nuestra nación. Debemos celebrar que por algunos días durante el Clásico no hubo tantas peleas ni discusiones, y nos convertimos en fanáticos del béisbol.
Desde las familias que estaban sentadas frente al televisor en sus casas, los fanáticos que se reunieron en diferentes negocios y colmados para ver los juegos, hasta los que se dieron cita al parque, todos estaban apoyando al equipo boricua. Eso es lo que nos hace grandes como pueblo, que en ocasiones especiales tenemos la capacidad de unirnos y encontrar un denominador común. Nosotros como peloteros lo apreciamos. Aunque no ganamos, tenemos razones para celebrar. ¡Celebremos el gran talento de nuestros peloteros!
Celebremos también cómo el Clásico sirvió para que la actuación de Iván Rodríguez, uno de los mejores catchers de todos los tiempos, fuese su mejor carta de presentación para conseguir un trabajo en las Grandes Ligas. Celebremos la cría y el hambre de Carlos Beltrán, a quien vimos dando cuadrangulares, robando bases, haciendo pisa y corre desde primera con un fly de rutina al left field y trepándose por las verjas como Spider-Man. Por eso es uno de los mejores, sino el mejor, center field en las Mayores.
Celebremos el profesionalismo de Javier Vázquez, que empezó su preparación temprano jugando en la liga invernal de Puerto Rico para lanzar dos joyas monticulares en el Clásico. Celebremos cómo la ética de trabajo y dedicación han convertido a Yadier Molina en uno de los mejores receptores en la actualidad. Los niños que vienen subiendo deben observarlo y tratar de emularlo.
Celebremos cómo Alexis Ríos se ha convertido en un gran bateador con potencial para ser una super estrella. Celebremos a todos los demás miembros de este equipo que dieron el cien por ciento y representaron a Puerto Rico dignamente.
Celebremos la “pela” que le dimos a Estados Unidos el sábado por la noche. No han sido muchas las veces en competencias internacionales que el “chiquito”, el país de cuatro millones de personas le gana al “grande”, al imperio de 250 millones de habitantes. Yo lo voy a celebrar y siempre lo voy a recordar con mucho cariño.
Aprovechemos también esta “fiebre de béisbol” para encaminar a nuestros niños a practicar el juego que tanto queremos. Es fácil decir que el béisbol ha ido en descenso en Puerto Rico en los últimos años. Es cierto, pero decirlo y no hacer nada al respecto no ayuda mucho. Vamos a llevar a nuestros niños a los parques y a apoyarlos mientras ellos aprenden y juegan el deporte que nos ha dado tanta gloria como pueblo.
No pudimos ganar el juego más importante de la segunda ronda, pero les aseguro que dimos el máximo. Jugamos con el corazón y no tenemos nada de qué avergonzarnos. También les aseguro que cada vez que nos tiremos al terreno, independientemente del parque en que juguemos o del uniforme que llevemos puesto, vamos a dar el máximo y a representar dignamente a nuestro país hasta que nos toque otra vez ponernos el uniforme que diga “Puerto Rico” en el pecho.